Vejez Felina, necesidades de los gatos en la senectud y sus cuidados
-Si el hombre pudiera ser cruzado con un gato, mejoraría el hombre, pero deterioraría el gato. -Mark Twain.
Los gatos envejecen con lentitud, se vuelven más tranquilos gradualmente y ya no suelen jugar y retozar tan a menudo.
Suelen vivir hasta los 15 años y a veces pueden superar incluso los 20 años, pero se empiezan a considerar mayores a partir de los 10 o 12 años.
Empiezan a pasar más tiempo durmiendo y la flexibilidad empieza a disminuir. Por ejemplo, ya no pueden saltar tanto como antes y a veces también dejan de limpiarse tanto el cuerpo, notándose que en las zonas de difícil acceso para el lavado empiezan a apelmazarse levemente.
A veces el oído también pierde agudeza y los ojos se vuelven opacos afectando a la agudeza visual, también es típico en los gatos mayores perder masa muscular y acumular más tejido graso debido a la disminución de ejercicio, por este motivo hay que adecuar la alimentación a las necesidades del gato, evitando así el sobrepeso y los problemas de movilidad.
Es aconsejable elegir alimentos de alta calidad, equilibrados y de fácil digestión, y a partir de los 10-11 años llevar una o dos veces al año tu mascota al veterinario, sería recomendable efectuar un análisis completo de sangre, examinar la orina y si fuera necesario medir también la presión arterial. Así podrían detectarse algunas enfermedades antes incluso de que empiecen a aparecer los síntomas. Igualmente, hay que hablar con el veterinario sobre la vacunación para gatos mayores.
Es recomendable pesar al gato a menudo y prestar atención a su comportamiento en cuanto a beber u orinar más o menos o tener dificultad para mingitar, igualmente hay que vigilar el estado de las heces y si el felino tiene dificultades para respirar o vomita más de lo habitual, poniéndose en contacto con el veterinario si se dieran alguno de estos casos.
Enfermedades renales y dentales, tumores, afecciones cardiacas, enfermedades de las articulaciones y de los órganos reproductores, así como la glándula tiroides o las enfermedades metabólicas como la diabetes, son cuestiones habituales en la vejez y para las que son importante una detección temprana, lamentablemente los dueños suelen reconocer demasiado tarde que su compañero felino tiene algún dolor.
Si el gato tiene las orejas bajas, el pelaje opaco o mantiene la cabeza baja, es posible que padezca algún dolor, además suelen entrecerrar los ojos y tener las pupilas muy dilatadas o contraídas, también saltaran menos y se moverán con más lentitud o dificultad.
Una postura como en cuclillas también puede indicar que el gato no está bien, así mismo hay que estar atentos a si tu mascota adopta una posición inusual en él. También se puede volver anormalmente inquieto o agresivo si sienten dolor, algunos animales tiemblan cuando experimentan dolor.
Hay que adaptar también el entorno a la edad del gato, si el gato tiene problemas con las articulaciones hay que adaptarle la entrada a la bandeja de arena u ofrecerles la comida y el agua en un lugar más elevado. Deben contar con un espacio tranquilo, blando y calentito donde puedan retirarse a descansar y suele resultar útil una pequeña luz nocturna para ayudarles a orientarse.
Cuidados en la alimentación
Por lo general, los gatos mayores suelen comer menos, pero también pueden necesitar alimentos más ricos en energía, muchas porciones pequeñas son más tolerables para el sistema gastrointestinal de los felinos que pocas raciones grandes.
El peso de más supone un esfuerzo mayor para sus articulaciones, así como acentúa el riesgo de diabetes. Si notas que él tu mascota ya no puede morder ni masticar correctamente, tendrás que buscar una alimentación con una consistencia más blanda.
También es importante que beber una mayor cantidad de agua para los gatos mayores y si padecen enfermedades renales, si ingieren poca agua, la orina puede concentrarse tanto que produzca formación de cristales.
Puede ser buena idea mezclar unas gotas de leche en el agua para que el sabor cambie y se haga más atractiva para el felino o puedes ponerle un poco de sopa de pollo o jugo de atún.
Coloca diferentes cuencos con agua repartidos para que tenga un mayor acceso a la misma, puedes intentar mezclar un poco de agua caliente con la comida húmeda, se ralentiza la ingesta de comida, pero a los gatos suele gustarles la comida a la temperatura del cuerpo, si rechaza la comida con mucho líquido puedes empezar con unas gotas e ir aumentando la dosis de agua progresivamente.
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